
Mi cuñado José Carlos estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Granada, y por mucho que hoy sea un magnífico profesor de la Facultad (y aunque también haya heredado una empresa multimillonaria de su padre), no puede tener conocimientos suficientes de una materia tan alejada de la suya como es la de los mercados de capitales.
Todos le dijimos que no se arriesgara a invertir en ese sector sin saber del tema, y mucho menos sin el asesoramiento previo de un experto, pero no hubo forma humana de que nos hiciera caso a ninguno de nosotros, ni siquiera a María, su mujer y mi hermana pequeña. A consecuencia de su atrevimiento, ahora tiene que soportar una deuda importante y una situación muy tensa en su economía doméstica. Incluso hablan María y él de un posible divorcio. Es como si yo, que me dedico a dar clases de inglés, de pronto decido que voy a invertir en Bolsa… ¿Y en qué invierto? ¿Cuánto? ¿Cómo funciona la Bolsa? ¿Puedo hacerlo por mí mismo o tengo que contratar a un intermediario? No sé nada del tema, ni creo ser capaz de conocerlo en profundidad para poder actuar de forma segura y correr los menos riesgos posibles. Cuando me duele una muela, voy al dentista.
Cuando quiero cortarme el pelo, voy a la peluquería. Cuando tengo un problema jurídico, voy al abogado. Y por supuesto, si quiero hacer algún negocio relacionado con los mercados de capitales, acudo a un buen asesor o experto. Cuando supe la idea que tenía mi cuñado, inmediatamente le hablé de OPTIMISSA, MERCADO DE CAPITALES, una gran empresa especializada en esta materia. Yo los conocí hace un par de años a través de mi padre, ya que los contrató para una importante inversión, como consultores especializados en mercados de capitales, y gracias a ellos tuvo unos resultados excelentes con importantes beneficios económicos. “José Carlos –le dije aquella tarde de junio que él y mi hermana María vinieron a casa-, no te arriesgues a jugar tú solo en ese sector, pide cita con algún asesor de OPTIMISSA, MERCADO DE CAPITALES. Es una empresa seria y con bastante experiencia, que tiene oficinas en Barcelona, Madrid, Reino Unido e incluso Estados Unidos. Ellos saben lo que hacen y son muy profesionales.” Pero el caso es que ni me dejó seguir hablando y me dijo que ya se había asesorado a través de un familiar y que no me preocupara. Dudo mucho que fuera cierto y si lo fue, el supuesto asesor no tenía ni la más remota idea de lo que estaba hablando.
La mala experiencia de mi cuñado, me ha llevado a tener aún más claro lo importante que es tener a tu lado en estos casos a un consultor. De hecho, uno de los más importantes servicios que presta OPTIMISSA es la consultoría de negocios. ¿Y por qué es tan importante? Pues sencillamente porque el sector financiero es un mercado en continuo cambio, donde la competitividad llega a niveles de exigencia muy altos, de forma que los errores -por leves que sean –no están permitidos y cualquier reacción tardía desembocará en el más estrepitoso fracaso.
Y la legislación en este campo tampoco ayuda, si no todo lo contrario, dada su especial complejidad. No ir de la mano en esta aventura de negocio con un buen asesor, es para mí como coger un bisturí y hacer una operación a corazón abierto sin tener ninguna noción de medicina. Toda una temeridad.
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